Sobre la marcha
La presidenta Sheinbaum se enteró como usted o como yo, que a bordo del Air Force One rumbo al Superbowl en Nueva Orleans, Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25 por ciento al acero y aluminio que entren a Estados Unidos. Parejo, vengan de donde vengan.
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Cabeza fría dijo ayer la presidenta desde la mañanera del pueblo enfocada a la construcción de vivienda popular. Cabeza fría ante el imprevisto anuncio que afecta a México y Canadá principalmente por ser los mayores exportadores de acero y aluminio. También están Brasil, Japón y Corea del Sur.
Entre ocurrencias y golpes ejecutivos que la Casa Blanca de Trump anuncia sin descanso, los síntomas de sus efectos comienzan a agruparse en un gran y temible encabezado: recesión económica.
México en su historia reciente sabe de sobra lo trágico de las recesiones y crisis económicas. Desde los tiempos de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, las devaluaciones y destrucción de riqueza nacional productiva por fin de sexenio, se acabaron. Imperó la ortodoxia tecnócrata en las alternancias entre PRI y PAN en la presidencia.
Esa continuidad dio por resultado crecimientos anuales y sexenales del PIB muy dispares, con Zedillo se creció desde el fondo, tras la crisis del 94 terminó su administración con una tendencia ascendente que presagiaba un buen arranque de siglo.
Pero Fox dilapidó capital y tiempo, al final, la primera alternancia dejó una expansión económica raquítica, poco más de 6 por ciento en todo el sexenio. Con Calderón y Peña se lograron cifras cercanas al 2.3 por ciento promedio cada año. Mejor pero insuficiente aún para mover al País hacia mejores horizontes en salud, educación y empleo.
La 4T cuidó no espantar a nadie de los que dicen que nada les importan. Organismos financieros globales, calificadoras e inversionistas de dimensión global. Habla mal de ellos pero no rompe. Y en ese renglón el primer piso de la 4T lo mismo que este incipiente segundo nivel,
hacen bien, dicen lo que políticamente les conviene y financieramente necesitan.
Todo aquello que se avanzó con López Obrador en materia de asistencia y justicia social tuvo un costo, aunque digan que no. El crecimiento del PIB durante su sexenio (sí, pandemia incluida) fue de solo 0.8 por ciento anual. Estados Unidos creció a tasas del 2 por ciento en el mismo periodo.
A través de transferencias directas se maquilla la percepción social sobre la marcha económica, la cantaleta del súper peso y los gasolinazos no reconocidos hacen discurso pero no generan crecimiento y sin expansión la movilidad social no llega.
2025 pinta complicado, el consumo interno no alcanzará a mover la economía, las ocurrencias de Trump y las secuelas de una reforma y elección judicial de chisguete presagian contracción económica de nueva cuenta.
La presidenta Sheinbaum enfrenta con cabeza fría, un desafío económico y técnico de grandes proporciones mientras lo político y electoral los tiene resueltos y haciendo circo. Como antes los del PRI.