Mexicanos deportados por administración de Donald Trump denuncian que las autoridades estadounidenses los mantuvieron días encerrados y esposados, aunque el gobierno de México niega que haya violaciones a derechos humanos y promete defender a los connacionales.
Las personas retornadas relataron a EFE haber padecido maltrato en Estados Unidos antes de llegar al Centro de Atención de Deportados que acondicionó el gobierno en Tijuana, a 15 kilómetros del puerto fronterizo El Chaparral, donde pasan dos días y obtienen transporte a sus lugares de origen.
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Iván Ramos Reyes, originario de Chihuahua, refirió que el maltrato y la forma en la que lo detuvieron, después de casi una década en Estados Unidos, le generó una experiencia “amarga y frustrante”, pues de un momento a otro “se acabó el sueño de estar allá”. Agregó que su frustración deviene de perder todo lo que ya había obtenido gracias a su trabajo.
El gobierno de México, que el lunes reportó 14 mil 470 deportados al país desde que comenzó la presidencia de Trump el 20 de enero, ha negado que los migrantes padezcan violaciones a sus derechos humanos tras salir de Estados Unidos, al documentar sólo dos presuntos casos, el de un mexicano y de una guatemalteca.
“A suelo mexicano por supuesto que no. Cuando pisan tierra mexicana, aquí nadie los trata así», sostuvo el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, hace dos semanas. Pero migrantes como Rogelio aseguraron haber recibido un trato distinto de Estados Unidos. Tras haber cruzado por Tecate a California las autoridades le «dijeron que ahorita no estaban dando asilo, puro deportar a la gente».
Mónica Vega, coordinadora del Centro de Atención a Repatriados, indicó a los medios que desde la apertura del lugar han recibido a 754 personas, el 90% hombres, y que los números fluctúan cada día, pero en promedio llegan alrededor de 20.