Era uno de los protagonistas de la ceremonia de coronación de Carlos de Inglaterra. Su hijo, el príncipe Harry, ha acaparado muchos de los focos de la coronación de su padre, Carlos III.
Desde que anunció su presencia en la histórica ceremonia, la expectación era máxima. Sin Meghan Markle, que se ha quedado en Estados Unidos la excusa ha sido el cumpleaños de Archie, Harry ha vivido la ceremonia en soledad.
Ni rastro de él (ni del príncipe Andrés) en el balcón del palacio de Buckingham donde Carlos III y Camila han salido a saludar acompañados de otros miembros de la familia. Tampoco se ha quedado al almuerzo organizado después de la ceremonia a pesar de que, según The Daily Mail, estaba invitado.
El duque de Sussex ha salido de la Abadía de Westminster y, con gesto de alivio, ha subido a un coche que le ha llevado al aeropuerto para poner rumbo a California, donde vive desde 2020 con Meghan y sus dos hijos. Harry ha llegado a Heathrow escoltado por una caravana policial.
No parece que la visita relámpago de Harry haya servido para tender puentes con su padre y con su hermano Guillermo. Al contrario. Durante la ceremonia, donde ha ocupado un asiento entre Alejandra de Kent (prima de la reina Isabel II) y Jack Brooksbank, el marido de su prima Beatriz, se le ha visto decir que «se iría» antes de decir la palabra «aeropuerto», según un lector de labios profesional al que cita The Daily Mail. Y así ha sido, un coche le estaba esperando en la puerta de Westminster.
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