Luiz Inácio Lula da Silva sube el tono de voz y proclama: “Estoy con la tranquilidad de los inocentes, ellos están con la tranquilidad de los mentirosos. Saben que mintieron. Los que me acusan saben que un día su hijo se va a despertar y a proclamar: ‘Padre, ¿por qué mentiste sobre Lula?”.
En una sala del Instituto Lula en São Paulo, el expresidente de Brasil recibe a un grupo de corresponsales de prensa internacional en vísperas de que, el próximo día 24, tres jueces de Porto Alegre decidan sobre su futuro político y sobre el destino inmediato del país. El tribunal acordará si ratifica o anula la condena a nueve años de prisión que impuso a Lula el juez Sérgio Moro tras considerar probado que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) recibió un apartamento en la playa como regalo de una constructora a cambio de contratos públicos. Una decisión contraria a Lula podría acarrear su inhabilitación en un momento en que todas las encuestas le conceden una gran ventaja ante las elecciones del próximo octubre.
Pero el veterano político, de 72 años, dice que va a luchar hasta el final, no solo por llegar a las elecciones, sino para defender su “honor” y conseguir que los que le han acusado “pidan disculpas”. Lula deja entrever que aunque fuese condenado apuraría todos los recursos legales para poder disputar la presidencia del país. E insiste en que las acusaciones contra él no tienen más fundamento que el deseo de una parte del sistema judicial y de grupos de comunicación de apartarle de la política. Lula habla a veces como si ya se sientiese a un paso de su regreso a la presidencia e incluso dice que eso podría facilitar una recuperación de la izquierda en toda América Latina.
Pregunta. ¿Por qué insiste en que la única motivación de este proceso es política?
Respuesta. Todo comenzó con una mentira, una información en el periódico O Globo que decía que ese apartamento era mío. A partir de ahí, la policía, el ministerio público y el juez Moro [principal instructor de la Lava Jato, la gran operación contra la corrupción en Brasil] construyeron una acusación mentirosa. Tal como ha sido todo me hace suponer que estamos ante un proceso más político que jurídico. Cuando el ministerio público presentó la denuncia, mostró a todo Brasil un power point en el que, sin ninguna prueba, se refiere al PT como una organización criminal, diciendo que el PT nació, creció, ganó el Gobierno para robar a Brasil. Ese es el buque nodriza de la denuncia. Y eso tiene un 90% de interés político y un 10% jurídico. Cuando una persona es acusada, espera que se presenten pruebas materiales de que es dueña de un apartamento. Porque yo no puedo ser dueño de nada sin que presenten una documentación con pruebas de pagos, de la adquisición… alguna prueba de que es mío. Si el objetivo es político, si me quieren sacar de una posible disputa, sería hasta prudente presentar la prueba porque yo quedaría totalmente desacreditado ante el pueblo brasileño. Pero nadie ha presentado ese documento y por eso estoy obligado a decir que están mintiendo, y que el proceso tiene un fuerte componente político, a veces hasta con una mezcla de odio.
Fuente: El País
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