La dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) enfrentó ayer reclamos de Gustavo Madero y de diputados afines a él por la decisión de Ricardo Anaya Cortés de nombrar a Marko Cortés líder de la bancada panista en San Lázaro.
Encerrados a cal y canto en un hotel de Tijuana, los legisladores panistas y su líder nacional dirimieron el capítulo de dicha coordinación con posturas divergentes. Haber colocado a Cortés al frente del panismo en la Cámara de Diputados, su pasado calderonista, posteriormente maderista y ahora hombre de confianza de Anaya, marcó las diferencias que vivirá el PAN en San Lázaro.
Al comenzar el encuentro, Anaya se presentó acompañado por Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel y Ernesto Ruffo. Los cuatro se colocaron en el presídium, y Gustavo Madero se sentó al fondo del salón.
La diferencia entre ambos se evidenció con la actitud de Madero, quien distante observó el desarrollo de la reunión. Aun así reclamó que no fue convocado al comité de recepción de Anaya por el equipo del que fue su hombre cercano también: Marko Cortés.
El chihuahuense, quien ayer asumió actitud de defenestrado, habló sobre democracia y la urgente necesidad de hacer partícipes a los legisladores de las decisiones.
Una vez que el ponente contratado por los panistas, Jesús Silva-Herzog Márquez, se retiró del auditorio, se obligó a salir a todos los asistentes y secretarios particulares que asesoraban a los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional y a los 108 diputados. Así comenzó la reunión –se prolongó más de tres horas– para dirimir el conflicto suscitado por el nombramiento de Marko Cortés.
Fue el diputado yucateco Joaquín Ávila quien exigió al presidente panista reponer el proceso de elección, que favoreció a Gustavo Madero.
Llegó entonces la respuesta, a cargo de Ingrid Kasioprani, quien demandó respeto a los integrantes de su bancada
Fuente: La Jornada