Brady, un moderno Patton

Primero y diez, Por Bolivar Roblero.

George Smith Patton jr. el más valiente y feroz general del ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, era temido lo mismo por sus enemigos que por sus propios soldados, solía gritar en medio del campo de batalla “¡Que Dios tenga piedad de mis enemigos… porque yo no la tendré!” esa frase pinta la personalidad de Patton.

No permitía que nadie se le pusiera enfrente fuera amigo o enemigo, prueba de ello es lo ocurrido en Sicilia, a donde se le encomendó a él y a sus tropas capturar únicamente el sector occidental y preparar el escenario para que las tropas británicas tomaran el oriental, Patton desobedeció las órdenes y después de cumplir su misión se lanzó sobre el sector   asignado a los ingleses, provocando un conflicto Londres-Washington.

Por ese afán de no seguir el orden establecido, y por el hecho de exigir a sus hombres ir más allá del sacrificio, Patton fue juzgado y no fue condenado merced a sus grandes méritos en la guerra, sin embargo fue marginado tras  la victoria en Europa y ya no participó en la ofensiva final sobre Japón, este hecho lo lleno de tal amargura que murió en Diciembre de 1945.

Tan temido, tan odiado, tan amado y tan reverenciado como el mismísimo Patton es el mariscal de campo de los Patriotas, Tom Brady, tal vez por el éxito que lo ha acompañado a lo largo de sus 15 años de carrera en la NFL, tomado en la sexta ronda del Draft de 1999, como un QB promedio, se transformó al amparo de la magia de Bellichik en uno de los mariscales con más galardones (4 anillos de supertazón y 3 designaciones como el JMV del Superbowl).

Igual que Patton, tuvo sus días de sombra y muy marcados, cómo olvidar el primer juego de la temporada del 2008, cuando fue lesionado y perdió el resto del calendario, o bien aquellas dos increíbles derrotas en el Superbowl frente a su nemesis: Ely Manning y sus Gigantes.

Hoy de nueva cuenta Brady se encuentra en el ojo del huracán a causa del escándalo de los balones desinflados durante el juego de campeonato de la Conferencia Americana, frente a Indianapolis.